De no ser porque las videocaseteras ya son reliquias desde hace mucho tiempo, la paliza que le propinaron Los Pumas a Australia en San Juan hubiese sido uno de esos partidos para grabar, atesorar, rebobinar y volver a mirar cada cierto tiempo. Aunque el triunfo sobre Nueva Zelanda en el Championship de 2020 (el primero y hasta ahora único sobre los All Blacks) guardará siempre un lugar especial en la historia, el 48-17 sobre los Wallabies de ayer merece por lo menos estar a la misma altura. Y es que...¿cada cuánto se puede celebrar una goleada así, de casi 50 puntos sobre uno de los mejores equipos del mundo?
Se trata de un suceso con un valor multiplicado por varios motivos: no solo estadísticos (es con diferencia el triunfo más abultado en el historial con los Wallabies y también el mejor triunfo de Los Pumas en general en las 11 ediciones de Rugby Championship) sino también coyunturales. Primero, porque el seleccionado argentino venía con la sangre en el ojo por la derrota de la semana pasada en Mendoza, donde el descontrol de los últimos 20 minutos había destejido los méritos de los 60 anteriores y le había entregado cinco puntos en bandeja a Australia.
Segundo, porque confirma el buen trabajo que viene haciendo el staff técnico encabezado por Michael Cheika (vaya paradoja para el australiano), reflejado en un funcionamiento muy sólido en general, salvo por algunos detalles defensivos que deberán seguir ajustándose. Hay un mundo de distancia entre la confianza que transmite el equipo este año y la apatía fantasmal que reinaba en 2021, en el final de ciclo de Mario Ledesma.
Gallo y Albornoz, en un partido para el recuerdoY tercero -y aunque provisorio, no menos importante- porque ganarle ¡con bonus! a Australia dejó a Los Pumas por primera vez en la cima del Rugby Championship con mejor diferencia de tantos tras consumarse la segunda fecha. Por supuesto, no es para perder la cabeza y olvidarse que el objetivo principal es seguir creciendo en el juego antes que ilusionarse con ser campeón, pero verse ahí arriba aunque sea por un par de semanas es una merecida recompensa para estos jugadores.
Y a eso se le suma el bonus track de los tucumanos. Thomas Gallo se comió la cancha: marcó dos tries, se tackleó todo, estuvo impecable en el scrum y en el juego suelto, y fue elegido Jugador del Partido. Hizo todo bien “Moneda”. Y a Tomás Albornoz le bastaron cinco minutos en cancha para cerrar la victoria con su primer try en Los Pumas. En apenas dos partidos. Mejor, imposible.
Que a los cinco minutos del primer tiempo Argentina ya ganara 14-0 habiendo convertido dos tries ya era indicio de que Los Pumas estaban decididos a no permitir que se repitiera lo de la semana anterior. Durante el resto de la etapa, Los Pumas se parecieron más a Australia que la propia Australia, con una profundidad ofensiva imparable. Fueron cuatro tries (Juan Imhoff, Gallo, Jerónimo de la Fuente y Juan Martín González) solo en el primer tiempo, aunque pudieron ser cinco (polémica decisión del TMO de invalidar un try lícito de Emiliano Boffelli).
De todos modos, el rosarino tendría su revancha a poco del final, apoyando después de un exquisito rastrón de Lucio Cinti (una de las mejores novedades de la base). De Boffelli también cabe destacar su aporte clave en el juego aéreo y su notable mejora de efectividad en los lanzamientos a la hache con respecto a la serie contra Escocia.
Hubiera sido un partido perfecto de no ser por algunas indisciplinas evitables y sobre todo por algunas lagunas defensivas que dejaron a Australia al borde del ingoal en varias oportunidades. La potencia de Rob Valetini expuso algunas fallas en la marca y en el tackle argentino, aunque la fortuna favoreció a Los Pumas para que eso no se reflejara en el resultado.
Se viene una semana de descanso antes del gran desafío del año: la serie doble contra los All Blacks (se desquitaron de Sudáfrica) en Nueva Zelanda. Aunque si Los Pumas sostienen el nivel que mostraron ayer, puede pasar cualquier cosa.